jueves, 19 de marzo de 2015

LOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO TECNOLÓGICO

LOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO TECNOLÓGICO[1]

Por Juan José Miranda Miranda [ Acerca del autor]

Abstract: El “proyecto de investigación” o el “proyecto de desarrollo tecnológico”, es una variedad ciertamente importante que merece un tratamiento preferencial y diferencial. Si concebimos la preinversión como la síntesis de los estudios de diferente índole técnico, económico, financiero, legal, institucional, organizativo y ambiental, que facilitan y justifican la decisión nada fácil, de asignar recursos, habitualmente significativos, hacia un objetivo no siempre claramente determinado, debido a la magnitud del riesgo en un ámbito desconocido y con información insuficiente, parcial e incompleta, entonces la metodología propuesta cobra aún mayor relevancia. La idea fundamental de esta reflexión es ofrecer a los diletantes y expertos (estudiantes, profesores, consultores, funcionarios, profesionales) que comienzan a recorrer el arduo camino de la investigación o el desarrollo tecnológico, unas pautas útiles para su labor a partir del concepto de “proyecto”.


PRESENTACIÓN[2]

Los conocimientos científicos tienen valor en la medida en que se puedan aplicar en favor de la humanidad. Este beneficio habitualmente está ligado al interés financiero que deriva de su comercialidad. Quien posee una patente, por ejemplo, la desarrolla y utiliza comercialmente para lucrarse, siempre que alguien descubra su utilidad y tenga la capacidad de pagar por su uso o empleo. Buena parte del conocimiento científico que se desarrolla técnica y comercialmente tiene posibilidad de generar utilidad financiera.  Otras  motivaciones surgen de la búsqueda de mejorar el comportamiento de ciertos ámbitos o sectores económicos y sociales (empleo, educación, salud, inversión, mercados externos, cambio monetario, etc.), que se dimensionan y valoran a través de la llamada investigación económica. En otros se busca mejorar la calidad de vida de las comunidades y se analizan en términos de los costos que se tienen que asumir y los beneficios que se disfrutarán. Otros más, con el mismo propósito anterior en torno a la sociedad, tratan de encontrar respuestas adecuadas para la conservación del medio ambiente (agua, paisaje, aire, naturaleza, etc.) y garantizar una estancia equilibrada en el planeta para las generaciones presentes y futuras.      

La ciencia o el conocimiento científico en alguna forma son neutros (ni buena ni mala, depende de su aplicación), sirve para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, pero también se aplica, desafortunadamente en forma intensiva, en contra de los intereses de la humanidad. La industria y el comercio de armas, los virus electrónicos, la guerra química y la biológica, la pornografía en Internet, el tráfico de estupefacientes, son ejemplos contundentes de aplicaciones abusivas de la ciencia, que van respaldadas en la totalidad de los casos por fuertes inversiones que persiguen y consolidan pingues ganancias comerciales.

El concepto de proyecto y la metodología correspondiente que hasta el momento hemos expuesto, tiene un amplio espectro de aplicación en los diferentes sectores de la economía ya sea en la producción de bienes o en la prestación de servicios. Esta propuesta, aplicada con cierta discrecionalidad, es idónea también para atender los llamados proyectos de investigación científica y los de desarrollo tecnológico. No cabe duda que los conceptos y procedimientos utilizados  tienen mayor vigencia y pertinencia cuando se trata de penetrar en el mundo de la innovación o aquel ámbito del conocimiento científico disponible, pero que no ha tenido el desarrollo tecnológico y comercial, y por lo tanto involucra un riesgo que debe ser ponderado y dimensionado antes de aplicar recursos.

Sin duda el origen de todos los artefactos que rodean nuestra cotidianidad, fueron en algún momento ideas y reflexiones que gracias al talento, talante, empuje, entusiasmo, constancia, perseverancia, tenacidad y terquedad de sus descubridores, encontraron inversionistas visionarios que percibieron tempranamente su utilidad comercial y financiaron su desarrollo. Tal como sucede en los llamados proyectos de inversión, los de carácter investigativo y de desarrollo tecnológico tienen que demostrar su pertinencia, viabilidad y oportunidad, por esta razón se precisa que sean presentados por escrito y diseminados y difundidos en los nichos de interés a través de sus correspondientes “planes de negocios”. De lo anterior se  deriva la relevancia de un “gestor calificado”, no solamente con vocación científica, sino con convicción y enlaces adecuados y confiables que le permitan auscultar, cautivar y persuadir a potenciales inversionistas privados, a instituciones responsables del diseño y ejecución de políticas públicas de ciencia y tecnología, a las agencias nacionales e internacionales de desarrollo, crédito o cooperación interesadas en ciertos temas, para buscar y consolidar las alianzas necesarias que garanticen coordinación con entidades académicas, o empresas y agencias de desarrollo que ejerzan liderazgo en el tema. Cabe anotar la inocua duplicación de esfuerzos por falta de cooperación y colaboración entre entidades, empresas y agencias que persiguen idénticos objetivos de investigación o desarrollo tecnológico, perdiendo la oportunidad de aprovechar sinergias y reducir costos y tiempos. Las unidades de Investigación y Desarrollo (I&D) de las empresas  con la participación de los gremios que las agrupan, las entidades estatales diseñadas para promover e impulsar la productividad y competitividad a partir de la ciencia, la tecnología y la innovación, tendrán que gestionar y establecer los puentes necesarios con la academia para estructurar programas y actividades de ciencia y tecnología conducentes a desarrollar nuevos productos o servicios, menos costosos, más accesibles, y que reporten mayor valor agregado a los usuarios finales, lo que se traduce en mayor productividad y por ende superior competitividad. Es tarea del gestor evitar dicha duplicación a través de alianzas y uniones temporales estratégicas. Las comunidades científicas suelen ser el camino más apropiado para transitar con seguridad en el camino de la innovación, en el sentido de no repetir lo que otros en otras latitudes han logrado y percibir con claridad el estado del arte en determinado ámbito del conocimiento.

Es oportuno anotar que los esfuerzos de investigación se manifiestan a través de actividades que desarrollan distintos equipos de trabajo en diferentes ámbitos de interés: los departamentos de investigación y desarrollo de las empresas e instituciones (I&D); algunas ONG´s y otras organizaciones que auscultan el comportamiento de las comunidades con el fin de servirlas en mejor forma, amén del trabajo juicioso que realizan como parte integral de su misión institucional, algunas universidades e instituciones de carácter académico. No todo el trabajo de investigación se adelanta en laboratorios, aulas u oficinas, muchas se desarrollan en campo abierto, selvas, ruinas, calles, etc.; como en el caso de exploraciones sociales, antropológicas, geológicas, paleontológicas, económicas, entre muchas otras. Indagaciones en el campo de la medicina, la genética y su expresión más controvertida los transgénicos; la electrónica y sus diferentes aplicaciones en la salud (cardiogramas, ultrasonidos, resonancia magnética,  exámenes de sangre, marcapasos, órganos artificiales, prótesis, microrobótica, etc.); la química del petróleo; la química fina; el desarrollo de las telecomunicaciones; la nutrición; la farmacopea; los nuevos materiales; los ingeniosos métodos de construcción y diseños arquitectónicos; la indagación jurídica; la pesquisa social, son entre muchos otros, los campos donde se aplica y es de gran utilidad el concepto de gestión de proyectos.
Lo mismo que con los proyectos convencionales, la gestión de la investigación y desarrollo (I&D) enfrenta el reto de evaluar diferentes alternativas de proyectos, que conduzcan a una asignación óptima de los recursos disponibles. Tanto a nivel de programas públicos de investigación, como a nivel de las estrategias empresariales de innovación, se presenta el problema de decidir sobre la utilización de recursos escasos entre proyectos que compiten entre sí, para lo cual es preciso establecer prioridades teniendo en cuenta los objetivos de mayor espectro definidos en los planes y programas de desarrollo.  Sin embargo, la calificación de un proyecto sobre otro, tiene sus problemas conceptuales y operativos que los distinguen de los convencionales, en los cuales indicadores cuantitativos como el VPN o la TIR  pierden vigencia por la imposibilidad, en la mayoría de los casos, de estructurar flujos de caja confiables.   
Buena parte de los recursos financieros  que se canalizan hacia las actividades de investigación se justifican en la medida que el proyecto se convierta en un mecanismo impulsador de la competitividad de la empresa, agencia o sector. Pero dado que el proyecto de investigación es claramente un proyecto de inversión, sería deseable conocer su rentabilidad y pertinencia. Sin embargo, esta medida es bien difícil concretar en un proyecto individual puesto que: los beneficios se suelen manifestar tan solo en el mediano o largo plazo; por otro lado, es muy difícil asignar efectos económicos a un proyecto particular,  ya que los logros se alcanzan a través de programas, planes o paquetes de proyectos; la expresión de los beneficios de la investigación se manifiestan en incrementos de ventas o utilidad, o satisfacción de la clientela para lo cual no son suficientes los esfuerzos de investigación sino que se precisan de otros insumos como habilidades gerenciales, disponibilidad suficiente de capital para el desarrollo técnico y comercial. A pesar de estas limitaciones, los evaluadores han aplicado indicadores cuantitativos para medir sus resultados, tales como: número de publicaciones técnicas (investigaciones de origen académico), eventos de divulgación, patentes, número de productos diseñados, tasas de uso de recursos por cantidad de proyectos realizados, etc. También, se utiliza como indicador las utilidades, ventas y otros beneficios económicos que se supone emanan de un proyecto de investigación, además de juicios cualitativos sobre el éxito de algunos proyectos específicos. Es preciso, adicionalmente, evaluar diferentes resultados que están ligados a la etapa de desarrollo del proyecto de  investigación.  Así, en la primera etapa de perfeccionamiento teórico a nivel de laboratorio, en la que se utilizan insumos como personal calificado, información científica y técnica, equipos sofisticados y laboratorios, los resultados tienden a ser del tipo tradicional (publicaciones, artículos, reportes, eventos de divulgación, patentes). Es importante que la información generada en esta fase sea suficiente y abra el camino para evaluar las posibilidades de transferencia a un nivel industrial con ventajas comerciales manifiestas. Los resultados antes mencionados, junto con la participación de nuevos insumos, como consultoría y tecnología externa e inversiones en equipo, materiales y componentes, son el punto de partida para realizar la traducción de los resultados de la primera fase en innovaciones a nivel industrial y comercial. Los resultados esperados de este segundo nivel de desarrollo son muy claros: nuevos productos o procesos mejores y más confiables que los existentes, ahorros de capital y disminución de costos y desde luego,  respuestas oportunas a las exigencias de la clientela.
Por otro lado, el éxito de un proyecto de innovación incluye una serie de aspectos monetarios y no monetarios que deben tomarse en consideración para efecto de cualquier calificación o ponderación en términos de su bondad y pertinencia: oportunidades concretas de negocio con efecto sobre la competitividad de la empresa; identificación de convergencias con otras inversiones que no se habían visualizado antes del proyecto; aprendizaje individual y colectivo; mayor acceso y comprensión de nuevas tecnologías; influencia para cambiar normas y estándares; preparación para emprender nuevos proyectos de investigación; mayor capacitación del personal y aprendizaje sobre la gestión de proyectos de I&D, y el nacimiento de una cultura de investigación en el ámbito de la empresa o institución.
Para efectos de presentación podemos distinguir dos fases: la primera a nivel de preinversión que trata de establecer la pertinencia y oportunidad de un proyecto y calificar su conveniencia por encina de otras opciones de utilización de recursos. Aquí los procedimientos y herramientas de evaluación convencionales de orden cuantitativo ya mencionadas no suelen ser suficientes y en la mayoría de los casos muy difícil de utilizar debido a la incapacidad por parte de los analistas de dimensionar los beneficios o ingresos que se derivan de una investigación, imposibilitando la elaboración de un flujo de caja. La segunda fase corresponde a la ejecución del proyecto cuyo objetivo principal es desarrollar un principio científico conocido y llevarlo a una aplicación industrial de cuyo despliegue comercial se puedan derivar adecuadas ganancias que justifique en alguna forma el esfuerzo y el riesgo asumido. Coherentes con la metodología presentada desde el principio trataremos de abordar el proyectos de investigación o desarrollo tecnológico recorriendo el ciclo: preinversión (identificación, formulación, evaluación, negociación), ejecución, operación y evaluación expost.
 
Juan José Miranda Miranda
Marzo de 2015





[1] Tomado contextualmente del libro “Gestión de Proyectos” de Juan José Miranda Miranda.
[2] Queremos diferenciar estos proyectos de los convencionales (con antecedentes conocidos)  para los cuales disponemos de tecnologías apropiadas, disponibles o utilizables. Los proyectos de investigación científica o de desarrollo tecnológico buscan precisamente nuevas formas de hacer las cosas, crear nuevos conocimiento o confirmar o controvertir los ya conocidos y aceptados.

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