Abstract: Cada vez son
más las instituciones y empresas públicas y privadas de todo el mundo que
involucran el "proyecto" como unidad básica de análisis de la rutina
de gestión y herramienta insustituible
en la planeación estratégica. Queremos compartir algunas reflexiones útiles en
torno a la importancia de los proyectos como herramienta indispensable en el
proceso de toma de decisiones tanto a
nivel estatal como en el marco de la empresa privada, soportando y respondiendo
a los influjos de una economía globalizada.
Sin querer
ahondar en la muy reiterada y siempre oportuna controversia en torno al modelo
de globalización, que corresponde a una realidad de la cual ninguna nación
puede escapar, lo que significa que el ímpetu de este movimiento es de tal
magnitud que no hay localidad, vereda o zona de la geografía universal que
pueda escapar a su influjo. Los productos más autóctonos de la región más
apartada del orbe reciben la influencia de la competencia de similares
producidos por antípodas al otro lado del mundo, hasta las artesanías más
singulares tienen que competir en mercados que ancestralmente se manifestaban
cautivos.[2]
Esto es la globalización, aunque no compartimos buena parte de sus principios,
métodos y expresiones, corresponde a la revelación más cruda de la competencia,
donde sólo sobrevive aquel que garantice mejores ofertas en calidad y precio.
Por esta razón, los negocios que caracterizarán al actual milenio, no tendrán
otra arma diferente a la competitividad, basada en la información y el
conocimiento, dentro y fuera de las fronteras nacionales, de ahí la importancia
de definir un referente mucho más amplio en torno a las decisiones de asignar
recursos y construir empresa. Quizá la expresión “aldea global” tome nuevo vigor al revelar y
relevar la preocupación sobre las necesidades y oportunidades domésticas y
locales, al mismo tiempo que reclama atención de una reflexión más amplia y
rigurosa sobre la importancia, ventajas y peligros de las nuevas exigencias en
los mercados internacionales. De esta forma la geopolítica mundial se
reconfigura diseñando, explorando y apropiando procesos de integración
supranacionales, como los TLC´s, forzando la homogeneidad de políticas,
procedimientos y regulaciones en la operación de los conglomerados económicos.
Sus resultados son el surgimiento de nuevos y más amplios estadios donde se
implantan estrategias globales que seducen y cautivan a grupos importantes de
la población mundial. Por lo tanto, es preciso impulsar una vocación
exportadora vigorosa y sostenida, agregando valor en todos los eslabones de la
cadena y asignándole un lugar importante en la estrategia de desarrollo. De
hecho, los paradigmas propios de la “nueva economía” y la necesaria visión
internacional de las decisiones que se toman en medio del ámbito de la
globalización cada vez más competitivo y cargado de incertidumbre, determinan,
sin duda, una nueva forma de pensar, identificar, diseñar, estructurar y
gestionar proyectos.
Por esta razón creemos que la
enseñanza y divulgación de la técnica conocida como "Gestión
de Proyectos" debe ampliar sus esquemas en el
sentido de ofrecer una visión más completa del panorama en donde se insertará
el proyecto, y el analista deberá dotarse de mayor información sobre las
ocurrencias y usos de tecnologías; sobre modelos administrativos y de
organización que privilegian las alianzas entre agentes interesados; sobre
estructuración financiera (para los cuales no es importante el origen
geográfico de los recursos sino las condiciones ofrecidas en los mercados internacionales de capital);
la penetración y conocimiento del comportamiento de los mercados nacionales e
internacionales para diferentes clases de productos y servicios; y en fin, la
legislación de cada país, el respeto a sus normas y el buen trato al medio
ambiente y las prácticas éticas, por un lado, y por otro, el acompañamiento a
los modelos determinísticos con la incorporación de la reflexión aleatoria o
estocástica que relacione una cantidad ingente de variables que se mueven en
escenarios cambiantes y escurridizos.
Esto induce a destacar la
importancia del trabajo en equipo entre diferentes profesionales de origen
diverso, especializados en distintas áreas que sumen esfuerzos y sinergias,
para identificar, seleccionar, formular, evaluar, negociar y gerenciar
proyectos y propuestas que puedan ser garantes de afortunadas decisiones, vale
decir, transitar con seguridad a través de todo el ciclo del proyecto. De ahí
la importancia que cada país, cada región, cada departamento o provincia, cada
localidad, cada empresa, cada ciudadano descubra su vocación y genere
fortalezas competitivas en torno a ese conocimiento. No cabe la menor duda que
la competitividad de los sectores productivos, la eficiencia en los servicios
gubernamentales con el acompañamiento de una academia reflexiva, tolerante a
las diferentes vertientes del conocimiento y productora y reproductora de ideas
innovadoras y prometedoras, son la clave para alcanzar tasas de crecimiento
económico adecuadas y la mejor opción para mejorar las condiciones de vida de
la población.
Las políticas tradicionales de protección que durante
tanto tiempo disfrutaron las empresas nacionales se vienen desmontando dando
paso a la modernización y reconversión del aparato productivo, con el fin de
aprestarse como única opción a la competencia internacional, no solamente en
los mercados externos sino también en los domésticos. Sin embargo, aprovechar
las ventajas comparativas de otras épocas, como la mano de obra barata, la
abundancia y proximidad a los recursos naturales, las economías de escala orientadas
a los mercados nacionales cautivos, no resulta en forma alguna suficiente para
el crecimiento y permanencia de nuestras empresas - públicas y privadas -; puesto que, la innovación, la calidad, la información oportuna y confiable, el dominio del conocimiento y su
aplicación tecnológica, son recetas fundamentales y necesarias para garantizar la competitividad.
En
efecto, incorporar la creación de
valor agregado a través de todos los eslabones de la cadena productiva, desde
la planeación, el diseño, la producción, el transporte, hasta el mismo consumo,
es sin duda la única forma de actuar en el nuevo escenario.
Pero los esfuerzos deben ser compartidos por
el Estado a través del impulso de políticas públicas de innovación y calidad,
que permita a los emprendedores contar con algunas ventajas de las que
disfrutan sus competidores en sus países de origen, sabemos que los subsidios,
por ejemplo, se aplican no solamente al producto final sino a los factores de
producción, principalmente la tecnología, como estrategia válida de las
naciones industrializadas. En consecuencia, el nuevo pensamiento empresarial
debe estar orientado a identificar las ventajas que refuercen con mayor vigor
su estrategia competitiva, y desde luego diseñar y financiar planes para su
apropiación y desarrollo, a través de una adecuada "gestión empresarial" que permita el acceso a los principios
científicos que fundamentan su aplicación, con el ánimo permanente de aportar
innovaciones al acervo de conocimientos, encaminado a mejorar la calidad y
productividad, bajar los costos, y desde luego satisfacer mejor al cliente.
Corrientes del pensamiento como la Social Democracia o el controvertido
Neoliberalismo que cubren todo el espectro ideológico, coinciden en la
necesidad de contar con un sector empresarial creativo, innovador, que genere
empleo, conquiste mercados, aporte su capacidad técnica, administrativa y
financiera en la construcción de infraestructura a través de mecanismos de
participación o concesión (APP)[3],
y que contribuya al desarrollo por el
camino de los impuestos. Las estrategias para promover el desarrollo empresarial, como las incubadoras de empresas,
los fondos de capital de riesgo, el crédito, los aportes de capital semilla,
los ángeles inversionistas, las cadenas productivas y otros mecanismos útiles
deben estar acompañados necesariamente de una formación y capacitación de
calidad orientada al talento emprendedor y creativo, a su espíritu de trabajo y
conducta ética que les permita a través de los estudios de preinversión
respaldar sus “planes de negocio” y concretar sueños y aspiraciones, a través
de la ejecución de proyectos que se materializan en empresas exitosas.
Surge entonces la necesidad de repensar la Educación y replantear
específicamente la Universidad para cambiar los esquemas metodológicos y
pedagógicos por aquellos que garanticen una adecuada inmersión del estudiante
en el mundo del futuro. Los modelos pedagógicos de profesor, tablero,
auxiliados por libros y textos anacrónicos y, estudiantes pasivos que reciben
información y fórmulas mágicas irreales tienen que ser superados por la
reflexión, el análisis, la controversia, el pensamiento alternativo o no
concurrente, la participación activa y el diseño de propuestas que se canalizan
a través de la identificación, selección, formulación, evaluación, negociación,
gerencia y operación de proyectos de inversión y desarrollo, soporte básico para
la creación de nuevas empresas exitosas,
de clase mundial.
La concepción moderna de la economía ubica al recurso humano en el centro
de la formación de valor, en otra época se creaba valor con recursos naturales,
bienes, productos, maquinarias e insumos, hoy y en el futuro, el valor proviene
principalmente del conocimiento, del nivel intelectual, de las ideas creativas,
de la innovación, de la investigación, de la información y, obviamente de la
capacidad de gestión. Es claro entonces, que lo que determina la diferencia
entre riqueza y pobreza es simplemente la “educación. La educación se
constituye entonces en la más importante y quizás la única herramienta válida
para mejorar la distribución de la riqueza y las oportunidades, que permite
disminuir las tensiones y los conflictos entre las clases sociales,
proscribiendo la exclusión e impulsando la competitividad. Es que sin
buenos empresarios - públicos y privados
-, no es viable el crecimiento, no es posible avanzar en la búsqueda de la
equidad social. La calidad humana y la formación ética y técnica del empresario
público y privado tienen mucho que ver con el nivel de la educación y formación
impartida por colegios y universidades, y por ende con el desarrollo de nuestros países de América
Latina y el Caribe y de sus regiones.
Por otro lado, podemos adicionar que la técnica de gestión de proyectos
además de auscultar la conveniencia de acceder a un nuevo frente de inversión,
también las empresas ya consolidadas pueden a través de esta herramienta
observar sus posibilidades y capacidades futuras y por consiguiente dimensionar
su “valor”, que les permitirá promover puentes, alianzas estratégicas con
consumidores, proveedores y aún con competidores. Las reflexiones previas que
hacen cada uno de estos agentes van precedidas de rigurosos y prolijos estudios
que se suelen elaborar mediante el expediente inteligente de observar y aislar
la situación y estudiarla como si fuera un proyecto independiente. Existe una
tendencia muy avanzada, reiteramos, en la diligencia empresarial pública y
privada de todo el mundo en convertir al proyecto en la unidad básica de
análisis.
La
forma como se están llevando a cabo los cambios políticos en la gran mayoría de
nuestros países y como cobra cada vez mayor importancia el proceso de
descentralización, se alimenta el deseo de las comunidades locales de forjar su
propio futuro. Ante las demandas populares de mayor autodeterminación, los
gobiernos nacionales del mundo se sienten presionados a delegar poder al nivel
regional y a las ciudades, permitiendo e
impulsando el ejercicio de su propia autonomía. Varias experiencias exitosas
avalan la bondad del proceso, la delegación del poder en los niveles
departamentales y locales puede dar como fruto un gobierno más sensible y
eficiente. Por ejemplo, en algunos países de América Latina y del Caribe, los
servicios públicos como la educación, la atención en salud, la infraestructura
vial y el abastecimiento de agua potable y saneamiento ambiental han quedado en
manos de los gobiernos subnacionales. En efecto, surge la necesidad de que los gobernantes y alcaldes lideren el proceso
de planificación[4] y gestión
y se conviertan en los verdaderos gerentes de su jurisdicción, utilizando
adecuadamente las herramientas de planeación estratégica y de "gestión de
proyectos" que les permita
consolidar las metas de desarrollo y bienestar social. Se espera que las
instituciones públicas y privadas, de los diferentes niveles territoriales, las
universidades regionales en sus diferentes programas de formación,
especialización, actualización, educación continuada, a distancia o virtual;
los gremios, las asociaciones de
profesionales, adelanten esfuerzos para promover programas de
"fortalecimiento institucional" que permita apuntalar la llamada
"cultura de los proyectos".
Las entidades nacionales, departamentales y municipales, y los organismos
comunitarios y de participación ciudadana, se pueden asociar con la diligencia
empresarial para contribuir a la promoción productiva de sus regiones,
explorando las ventajas comparativas y competitivas y el potencial de sus
recursos, canalizando experiencias, aplicando tecnologías apropiadas y recursos
financieros, buscando oportunidades de mercadeo y compartiendo procesos de
capacitación. Pero todo ello requiere organización y promoción, y en particular
el diseño imaginativo de mecanismos institucionales que le permitan a las
entidades territoriales contar con un elenco de propuestas o proyectos que
comprometan los esfuerzos y la acción pública y privada. Las entidades
territoriales, deberán identificar oportunidades productivas y dar los primeros
pasos hacia la concreción de alianzas que coadyuven a su crecimiento, mediante
la cooperación y coordinación de esfuerzos cívicos e institucionales para la
promoción de empresas mixtas y de economía solidaria, y la gestión directa de
recursos nacionales e internacionales mediante la participación crediticia o la
inversión de capital foráneo, o la cooperación internacional. Cada vez toma más importancia el proyecto como herramienta para gestionar
recursos y atraer a potenciales inversionistas, públicos o privados, nacionales
o internacionales. “Sin proyecto, no hay recursos” es una expresión coloquial
que cada día toma mayor vigencia.
Se espera entonces, poner en marcha mecanismos institucionales y
financieros de promoción, orientados a identificar oportunidades viables de
inversión, aprovechando su vocación económica y cultural (agrícola,
agroindustrial, artesanal, turística, etc.). Las ciudades deben promover sus
propios agentes estratégicos, capaces de ejercer influencia en el país y
acceder al escenario internacional directamente para promover por sí mismas sus
negocios,
productos y proyectos. En una palabra se espera que las localidades sean cada
vez más competitivas para poder avanzar con seguridad en el camino del
desarrollo. Lo más importante es entonces trascender los conceptos
tradicionales del crecimiento económico y hacer del ciudadano, sus
oportunidades, salud, bienestar, educación e inclusión el protagonista de
primera línea de las opciones de desarrollo en el nuevo milenio.
Quizás el “gestor de proyectos” es el
profesional que más agrega valor a la economía. En efecto, cuando descubre una
buena idea, la elabora, la dimensiona y la valora, origina información y
construye juicios que le permiten recomendar o tomar decisiones ponderadas. Si
estas lo conducen a no ejecutar un proyecto, se crea valor al evitar
inversiones y costos en una acción que no brindaba garantías de éxito. Si la
decisión es ejecutar el proyecto se crea valor al disponer más adelante de una
nueva capacidad instalada disponible para la operación. En la medida de su
operación va asegurando valor para los propietarios y, obviamente para la
comunidad al recibir un bien o un servicio que antes no tenían. Las lecciones
aprendidas y las mejores prácticas derivadas de la evaluación expost, corresponden
también a un valor agregado que la sociedad recibirá a través de proyectos
futuros. Como podemos observar en las diferentes etapas del ciclo del proyecto
se genera y asegura valor en forma permanente.
Son muchos los proyectos productivos, de seguridad
alimentaria, de inversión social e infraestructura, de comercialización de
productos agrícolas, de servicios públicos, de expresiones culturales, de
reasentamientos de las comunidades desplazadas por la intolerancia de las
fuerzas oscuras nacidas en la ausencia del Estado, etc., que se necesitan para
disminuir los índices de desempleo e inseguridad y para generar capacidad de
demanda e impulsar el crecimiento de nuestras economías en términos de
eficiencia y equidad. Por esa razón, estamos seguros que el presente documento
entregará una herramienta útil e idónea
para la formación de “gestores de proyectos” y emprendedores de
empresas, con sensibilidad local y visión global, que movilicen recursos y
voluntades, facilitando una mejor asignación de recursos al servicio del
desarrollo y el bienestar. Nuestra pretensión en esta propuesta es que en
concordancia con los nuevos escenarios de acción de la economía local, nacional
e internacional y de las fuerzas sociales,
se coadyuve en la formación de los “gestores de proyectos” que necesitan
nuestros países de América Latina y del Caribe, que a manera de modernos
alquimistas puedan convertir los sueños y las ideas productivas en realidades
contundentes al servicio de nuestras comunidades.
JUAN JOSE MIRANDA M.
2015
[1] Tomado contextualmente de la séptima edición
del libro “Gestión de Proyectos” de Juan José Miranda Miranda.
[2] Varias ilustraciones vienen al caso, el
periodista y escritor americano Thomas Friedman en su libro la “Tierra es
Plana” relata la contundente incursión en el mercado popular de la Virgen Guadalupana
patrona de México, producida en la China. También los vistosos farolitos
llamados “fawanis” que portan los escolares egipcios durante el Ramadán,
tradición que se remonta a lo largo de siglos, ahora son producidos en China
con un chip incorporado que ilumina y hace sonar canciones alusivas a la
celebración, desde luego más durables, sofisticados y a menor precio. Por otro
lado el “sombrero vueltiao” elaborado con caña flecha planta nativa de la
región, símbolo del folclor y artesanías colombianas ahora se produce en China
en material plástico a una fracción de su precio comercial.
[3] Ante la restricciones de los recursos
estatales y los desafíos propios de la competitividad internacional, toman cada
día más fuerza las Asociaciones Públicas Privada (APP) o PPP (Proyectos
públicos privados).
[4] Desde esta tribuna académica sugiero a los gobernantes
regionales y locales conceder unos meses sabáticos a los funcionarios que
ocuparán la dirección de planeación, para que recorran su territorio, se
enteren de los problemas y las oportunidades de su región, y no repliquen los
vicios del modelo centralista de planeación a distancia de tan precarios resultados.
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