jueves, 19 de marzo de 2015

EL CICLO DEL PROYECTO

Por Juan José Miranda Miranda [ Acerca del autor]
Abstract: Con el fin de garantizar que las inversiones resultan provechosas para sus propietarios (públicos o privados) y desde luego para la comunidad,  es preciso estudiarlas y analizarlas cuidadosamente antes de movilizar recursos hacia su realización.  A través de un proceso inteligente conocido como “gestión de proyectos” que recorre todo el ciclo (preinversión, ejecución, operación y evaluación expost), que se enmarca en un concepto más amplio  de "planeación" se aspira orientar la utilización adecuada de los escasos recursos buscando siempre objetivos de crecimiento económico y social.          Por otro lado, existe una evidencia empírica tomada en los últimos años en el sentido que los países que mayores porcentajes del PIB (producto interno bruto)  le dedican a la inversión son precisamente aquellos que mayores tasas de crecimiento vienen reportando.

Presentación

            Tomando como referencia a la economía en su conjunto es posible demostrar que el crecimiento guarda una relación directa con la inversión, lo que determina que mayores niveles de inversión reportan mejores índices de crecimiento. 






            Para la década de los 90 los índices de crecimiento de Singapur, Malasia, Corea y Tailandia oscilaron entre el 6.7% y el 10%, en tanto que el coeficiente inversión – producto (% PIB) se movió entre el 32.3% al 39.1%, tendencia que se ha mantenido en los siguientes lustros. Esto explica en alguna forma, las bajas tasas de crecimiento en América Latina y el Caribe que no llegaron en promedio al 3.5% en el mismo período, puesto que sus índices de inversión - producto alcanzaron un exiguo 17.5%.  Cabe anotar que una proporción grande de dichos recursos para inversión en los llamados Tigres de Asia han sido orientados hacia la educación en todos los niveles.[2] 

            Cabría aquí una corta digresión en torno al proceso de inversión como fenómeno económico, con el fin de facilitar la entrada conceptual al término "proyecto" en su acepción más rigurosa y operativa. El mayor esfuerzo deliberado de las sociedades a través del tiempo ha estado encaminado a cambiar la relación entre los recursos y las necesidades, buscando satisfacer mayor número de éstas con el incremento de bienes y servicios disponibles, mediante el aumento del capital como consecuencia del proceso de acumulación. Pero la acumulación es posible siempre y cuando se cumpla la etapa previa del ahorro, en efecto, los ingresos derivados de la producción o de los empréstitos o de la enajenación de bienes, pueden tener dos destinos bien diferenciados, o el camino del consumo o el camino del ahorro. La privación del consumo presente (ahorro) permite a las comunidades destinar parte de los beneficios de la producción a la inversión, incrementando su inventario en bienes de capital o bienes productivos. Estos nuevos recursos combinados con otros factores aumentan nuevamente la producción, y se generan nuevos incrementos en el recurso capital, acrecentando de hecho la capacidad de atender mayor número de necesidades.

            Dado que la inversión nacional no es más que la suma de las inversiones individuales ubicadas en las distintas regiones y sectores económicos, es preciso acercarnos al contexto microeconómico de la inversión; en efecto, la instalación de factorías, la construcción de infraestructura, la importación de equipo y maquinaria, la puesta en marcha de servicios de educación o salud o comunicaciones, el impulso a las expresiones culturales, etc., que son decisiones independientes de invertir, generan incremento en la tasa de inversión nacional.

            Es importante explicitar la sinergia mutua que liga al crecimiento económico y el bienestar de las comunidades con los esfuerzos de inversión, sin duda, mejoran la calidad de vida de las comunidades y apuntalan mejores índices de desarrollo claramente manifiestos en la tasa de empleo, producción, crecimiento y alfabetismo.





            No obstante, el retardo socioeconómico de algunas regiones o localidades es el resultado de la indiferencia, negligencia y carencia de iniciativas de inversión de parte de sus mandatarios y dirigentes, pues si no hay inversión se niega en forma categórica la posibilidad de desarrollo y bienestar.



            Al mismo tiempo podemos afirmar que la capacidad de crecimiento de una economía no depende exclusivamente de la dimensión de la inversión, sino también de su calidad. Por esa razón los gobiernos nacionales, regionales y locales y la diligencia privada deben poner especial atención y priorizar a sectores estratégicos que como la educación, la salud y la infraestructura social y física constituyen los pilares del desarrollo. Se precisa entonces contar con instrumentos idóneos que permitan identificar los proyectos de inversión o desarrollo y seleccionar aquellos que garanticen mayor crecimiento económico y bienestar para las comunidades.

            Es oportuno deslindar cierta jerarquía que ha sido aceptada universalmente en la utilización de los términos "plan", "programa" y "proyecto" y la forma en que interactúan y convergen con otros dos vocablos “políticas” y “presupuesto”. [3]  

LA ARMONÍA DE LAS CINCO P’s





            Una presentación esquemática bien simple y sin pretensiones conceptuales (la armonía de las cinco p´s), nos indica que los planes están compuestos por programas y que los programas contienen proyectos; por esta razón afirmamos que "los proyectos se constituyen en la unidad operativa de los planes", y en un lenguaje más directo que "los planes se materializan a través de proyectos exitosos".

            Es preciso observar como el concepto genérico de “inversión” se transforma en un lenguaje coloquial y rutinario, mucho más accesible, preciso y concreto en el término “proyecto”.
           
            Por lo tanto, para reclamar calidad en la asignación de los recursos se requiere mayor información sobre la rentabilidad financiera, económica, social y ambiental de cada proyecto, que permita diseñar políticas y procedimientos que prioricen las inversiones en función de dichas rentabilidades.
             
            El "ciclo del proyecto" señala las diferentes etapas que  recorre el proyecto desde que se concibe una idea hasta que se materializa en una obra o acción concreta, estas etapas son: la "preinversión", la "inversión o ejecución", la etapa de "funcionamiento u operación", y lo que se suele denominar como la “evaluación ex-post”.


EL CICLO DEL PROYECTO






En el siguiente esquema se desarrolla en detalle la idea de ciclo discriminando cada una de sus partes:




            Es preciso tener en cuenta que el profesional que dirige y se encarga del éxito de  todas y cada una de las facetas del ciclo se le denomina “gestor de proyectos” o “estructurador de proyectos”. Se trata de un profesional u organización de elevadas calificaciones técnicas y éticas, con experiencia, enlaces y conocimiento suficiente del sector  económico y territorio donde operará el proyecto, que tiene la capacidad de contratar y auditar a los entes u organizaciones responsables en cada etapa del ciclo. Hagamos un acercamiento a las diferentes instancias que componen el ciclo:

§  La “identificación” se fundamenta en la explicación causal de los aspectos principales de un problema, carencia, limitación o necesidad y el planteamiento de las posibles alternativas de solución, también la forma como se puede aprovechar una oportunidad en un entorno propicio.
Dado que los recursos son insuficientes para atender la ingente cantidad de necesidades o dar respuesta eficaz al sin número de oportunidades descubiertas, lo que significa, que no existen suficientes insumos para atender los requerimientos de todos los proyectos identificados, se precisa un proceso riguroso e inteligente que permita ponderar cada propuesta y fac
                                
*       La fase de "preinversión", corresponde a todos los estudios que se precisa adelantar antes de tomar la decisión formal de canalizar o no recursos hacia algún objetivo particular; esta fase incluye los procesos de identificación, selección, formulación, evaluación exante y negociación.
§  ilitar su “jerarquización” para “seleccionar” entre muchos los que mayor valor agreguen a la empresa, a la economía o a la sociedad.
 
§  Los proyectos seleccionados son sometidos al proceso de “formulación que no es otra cosa que la organización en forma sistemática de todos los aspectos de diferente índole (entorno, mercado, técnico, organizacional, jurídico, institucional, ambiental y financiero) que son la base para la estructuración  de los flujos de caja, necesarias para aplicar los criterios de evaluación.

§  Criterios conocidos como el “valor presente neto”, o la “tasa interna de retorno”, o “costo anual equivalente” o “costo mínimo”, entre otros, son aplicados a los flujos financieros para determinar la bondad, conveniencia o pertinencia de un proyecto, esto es la “evaluación financiera”.  Aplicando algunas enmiendas o cambios a los flujos financieros en cuanto a impuestos, subsidios y transferencias y empleando ciertos correctivos a los precios de mercado, se obtienen los “precios económicos” o “precios sombra” o “precios cuenta”, lo que facilita la “evaluación económica” buscando eficiencia en la asignación de recursos. Si a los anteriores flujos de caja corregidos se aplica el criterio de redistribución de ingresos se logra la “evaluación social” que reclama una orientación hacia la equidad. Adicionalmente se incorpora al análisis los efectos que sobre el medio ambiente se espera origine el proyecto durante la ejecución y también durante la operación, lo que se perfila como la “evaluación ambiental”.               

§  El estudio de preinversión, se constituye en el instrumento idóneo para ofrecer el proyecto a potenciales inversionistas, financiadores y autoridades, lo que permite iniciar un proceso de “negociación”  donde el mejor argumento estará dado por la calidad y rigor de los estudios allí contenidos; en efecto, este documento deberá soportar todos los interrogantes, acotaciones y precisiones que soliciten las personas naturales o jurídicas que se interesen en el proyecto. No se trata exclusivamente de elaborar con rigor los diferentes estudios, también es preciso poner especial atención a la presentación del documento y las ayudas que puedan mejorar la percepción de terceros interesados. Los “planes de negocio” que se elaboran como resúmenes ejecutivos mejorados de los estudios de preinversión, se constituyen en la herramienta idónea para acercar al proyecto a ocasionales inversionistas y demás agentes de interés.[1] 
           
            La preinversión corresponde entonces a los estudios de diferentes temas (entorno, mercado, técnico, organizacional, jurídico e institucional, ambiental y financiero) que soportan con suficiente solidez la decisión de asignar recursos y proceder a la ejecución de un proyecto.

*       La "inversión o ejecución" es básicamente una etapa temporal (con comienzo y fin) de movilización de recursos tanto humanos como financieros, logísticos y físicos, con el propósito de garantizar los medios idóneos para el cumplimiento posterior del objetivo social del proyecto. Se trata, pues, de un proceso de transformación que utiliza diversos insumos para entregar una nueva capacidad instalada, que pueden ser las instalaciones de una fábrica; un embalse para riego; el montaje de una campaña de vacunación masiva; una nueva oficina de recaudo de impuestos; un taller de mantenimiento de vehículos; los instalamentos de un centro cultural o lúdico; el montaje de una planta termoeléctrica para atender las necesidades de energía para el desarrollo de una región; la construcción, dotación y equipamiento de un hospital regional; la celebración de un evento artístico, cultural o deportivo; el tendido de un oleoducto o gasoducto, etc., en fin, la dotación de una nueva capacidad instalada lista para operar al servicio de la actividad económica. Es de tal dimensión e importancia esta etapa que se ha diseñado y articulado un andamiaje organizativo de singular relevancia denominado “gerencia, administración o dirección de proyectos”.[2]  

*       La etapa de "operación" corresponde a una actividad permanente y rutinaria encaminada a la producción de un bien o a la prestación de un servicio; es la etapa, repetimos, en la cual se cumple el objetivo social buscado por el proyecto. Es bien importante observar cierta mutación, puesto que el proyecto, dada su condición de temporalidad, se transforma en una empresa en operación que, obviamente, derivado de la necesidad de garantizar su permanencia,  continuidad y sostenibilidad a través del tiempo, exigirá un formato diferente de organización. Es el modelo denominado genéricamente “administración de empresas” que transita por cuatro fases: planeación, operación, seguimiento y control, y revisión.  La planeación que determina el curso de acción a seguir, la operación que es la traducción del plan a los hechos concretos, y el seguimiento y control que corresponde a la verificación de que lo ejecutado esté en armonía con lo planeado, de lo cual puede resultar la revisión de los planes y la corrección de las acciones.

*       Por esa razón, los proyectos en operación son objeto de análisis con el fin de contrastar si los planteamientos y expectativas resultantes del estudio de preinversión se dieron en la ejecución y si se están presentando en la operación; con el fin de verificar la bondad de los instrumentos de captura, procesamiento y análisis de la información y los mecanismos de decisión y negociación utilizados, esto corresponde a la llamada "evaluación ex‑post".  Todo proyecto en cualquier etapa de su ciclo deja claros preceptos y recomendaciones para futuros emprendimientos.

            Con el propósito de clarificar conceptos es oportuno invocar otro término de uso muy frecuente en el lenguaje de los expertos, pues dada la importancia de la cronología y magnitud que la salida y entrada de dinero tiene en el análisis, se constituye en guía y punto de referencia obligatorio y permanente, es el “horizonte del proyecto”. La ejecución que es la etapa en la que se movilizan mayor cantidad de recursos humanos, financieros, logísticos y de todo índole se expresa desde el punto de vista financiero como salidas de dinero (flechas hacia abajo); para la operación se deben asumir costos de producción, administrativos, de ventas y financieros, que también constituyen salida de dinero (flechas hacia abajo); pero al mismo tiempo se generan ingresos derivados de las ventas de los productos o servicios (flechas hacia arriba), por otro lado, cuando el proyecto deje de producir beneficios sociales, económicos o financieros se tendrá que liquidar, lo que da por resultado unos ingresos correspondientes a la venta de los activos que aún tienen algún valor comercial. La huella de todos estas entradas y salidas de dinero en diferentes momentos del horizonte del proyecto, constituye el denominado “flujo de caja” resultante cuantitativo de la formulación y elemento básico para la evaluación exante del proyecto. Es importante observar, que la etapa de “preinversión” es una mirada anticipada del futuro del proyecto y por lo tanto está fuera del “horizonte”, es precisamente desde allí donde se hacen las estimaciones o simulaciones de los sucesos esperados en cada etapa del horizonte. 


HORIZONTE DEL PROYECTO




            El proyecto, insistiremos durante toda el documento, a través del recorrido por las diferentes etapas del ciclo, se constituye en la unidad operativa del desarrollo (nacional, regional, local, sectorial, institucional o empresarial), y se expresa como medio para la solución de problemas o aprovechamiento de oportunidades; para atender necesidades sentidas de la población; como mecanismo para la concertación y gestión de recursos; para la coordinación de acciones interinstitucionales en trabajos de interés común  y, desde luego, como instrumento de control de gestión que permita verificar la eficacia social de los planes y programas, obviamente, como herramienta previa necesaria para respaldar los planes de negocios encaminados a la creación de empresas. Por las razones anteriores no dudamos en afirmar que el proyecto es el motor del desarrollo”.

            Cabe ilustrar en forma muy tangencial el contenido de los estudios de preinversión elaborados en atención a diferentes condiciones, lo que nos obliga a apelar a una clasificación que como todas resultan un tanto arbitraria, pero cumple con el propósito de depurar la forma de abordar cualquier proyecto para la captura, análisis y presentación de la información, preámbulo necesario para la toma de decisiones. Dadas las características de los productos que elaboran o los servicios que prestan, o de los beneficios que aportan, los proyectos se pueden clasificar de la siguiente forma:

*       Proyectos de interés social: Aquellos destinados principalmente a satisfacer necesidades de una comunidad mediante la oferta de servicios. Ejemplo, proyectos de salud, educación, saneamiento básico, vivienda, culturales y entretenimiento.

*       Proyectos productivos: Estos proyectos tienen como fin instalar y operar una capacidad transformadora de insumos con el fin de producir bienes o prestar servicios con destino a atender necesidades de consumo. Ejemplo, proyectos de transformación industrial, de producción agrícola o agroindustrial, de explotación minera, de expresión creativa y cultural, proyectos de prestación de servicios tales como: agua potable, alcantarillado, telefonía fija o celular, energía eléctrica, gas domiciliario, servicio de internet, consultorías técnicas, económicas y jurídicas, servicio de salud y educación, recolección y disposición final de basuras, etc.

*       Proyectos de infraestructura física y social: Tienen como propósito fundamental crear condiciones facilitadoras, inductoras, impulsoras o coadyuvantes para el desarrollo económico y social. El producto que entrega el proyecto sirve de instrumento para que las comunidades y los agentes económicos desencadenen actividades productivas que mejoren sus ingresos y condiciones de vida, y propicien efectos económicos positivos hacia otros grupos sociales. Ejemplo, carreteras, ferrocarriles, centrales eléctricas, distritos de riego, sistemas de comunicación, servicios públicos, puertos marítimos y fluviales, aeropuertos, escuelas, colegios, hospitales, parques, etc.

*       Proyectos – programas: Aquellos orientados a producir o fortalecer una capacidad generadora de beneficios directos a través de otros proyectos. Ejemplo, programas de capacitación o procesos de alfabetización, campañas de vacunación, reformas internas de instituciones de prestación de servicios, ofertas culturales y deportivas masivas, etc.

*       Estudios básicos: No suelen generar productos directamente aprovechables pero si permiten identificar nuevas opciones de inversión o de aplicación tecnológica en beneficio de las comunidades. Ejemplo, investigaciones básicas enfocadas al desarrollo de productos o servicios de beneficio social, como en el caso de nuevos materiales,  alimentos, vacunas, medicinas, plaguicidas, tecnología aplicada a la medicina, etc.  


Juan José Miranda Miranda

Marzo de  2015




[1] Dada la importancia del “plan de negocios” el capítulo 15 lo dedicamos exclusivamente a ese tema.  
[2] Se recomienda  “El Desafío de la Gerencia de Proyectos”  libro de Juan José Miranda Miranda (Tercera Edición).

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